2.Una mirada puede hacerte temblar

No sé si se debe a los meses que estuve sin escribir pero últimamente me faltan manos, horas, tiempo para dar forma a todos los sentimientos que me rondan por la cabeza. He puesto orden, he elegido cuál es la próxima historia que voy a contarte, pero hay tantas otras, tantos personajes que insisten en seguir hablándome y que quieren explicarte qué están haciendo, lo que les está sucediendo, que tengo que hacer algo al respecto. La novela en la que estoy trabajando no es sobre Daniel y Amelia, y tampoco sobre Raff, Marina y James, es de un hombre que espero tengas ganas de conocer y del que te hablaré más adelante, pero bueno, he decidido que sacaré horas de dónde sea para contarte más y más cosas sobre estos personajes que ya conoces y que espero que ames tanto como yo.

Habrá más novelas de Daniel y Amelia y también de Marina, Raff y James, las escribiré e intentaré publicarlas, si quieres leerlas, por supuesto.

Mientras te lo piensas, esto es lo que Raff, Marina y James tienen que contarte en el día de hoy.

Una mirada puede hacerte temblar

«James tiene que viajar a Japón, Raff está furioso y yo creo que voy a matarlos a los dos. O atarlos a la cama y no soltarlos hasta que se calmen y podamos hablar del tema como siempre hacemos cuando algo nos preocupa y nos duele. Y el viaje de James nos duele a los tres, y ni él ni Raff están dispuestos a reconocerlo.

Maldita sea, si un hombre es testarudo, dos son inmanejables. Los dos quieren cuidarnos, los dos necesitan protegernos y los dos son incapaces de reconocer lo que sienten de verdad. Si al menos los dos reconocieran que no quieren que nos separemos y que James no debería viajar sin nosotros, podríamos empezar a buscar la manera de solucionarlo. Pero no, James insiste en que puede ir solo a Japón y Raff en que no le importa que lo haga.

Los dos mienten.

Ni James quiere ir solo a Japón ni Raff quiere que se vaya, y ninguno de los dos quiere ser el primero en confesarlo. Parece mentira que después de lo que hemos pasado sea este el momento en que tienen miedo de quedar como demasiado románticos o dependientes. Tal vez sea porque llevamos pocos meses juntos y aún nos cuesta reconocer que no somos capaces de separarnos. Sea como sea, no voy a dejar que sigan así ni un minuto más. Ni un segundo más.

Oigo la puerta de casa, sé que es James. Raff ha cogido la motocicleta esta mañana y entrará por el garaje. La puerta se cierra, las llaves caen en la bandeja de plata en forma de lágrima que hay en el mueble de la entrada. El ruido del abrigo al apoyarse en el perchero, el suspiro de James y los pasos que le acercan a mí.

-Hola, princesa.

Giro el rostro, le veo detrás de mí, de pie en la puerta del salón, recorriéndome con la mirada. Está muy cansado. Demasiado, el muy idiota lleva días sin dormir a penas.

El motor de la motocicleta de Raff irrumpe de repente y los ojos de James se entristecen. Sabe que me he dado cuenta e intenta disimularlo. Levanto una ceja para advertirle que no lo intente y le retengo allí solo con la mirada.

Otra puerta, los pasos de Rafferty, la cazadora cayendo encima de una de las sillas que hay en la cocina.

-Hola, Marina -me saluda sin mirarme y cuando levanta la cabeza añade-, hola, James.

-Creo que iré a acostarme -dice James tras carraspear.

-Yo iré a preparar la cena -sugiere Rafferty.

-¿En serio? ¿De verdad vais a evitaros durante toda la noche, otra vez? -Me pongo en pie enfadada y me coloco entre los dos.

-No nos estamos evitando -me responde James de inmediato, aunque el rubor que ha aparecido en sus mejillas le traiciona.

-Yo solo iba a preparar la cena -dice Raff también disimulando.

-Ya, claro, y yo soy idiota. ¿Sabéis una cosa? Estoy harta, no podemos seguir así. Si no estáis dispuestos a tratar nuestra relación con la seriedad que se merece, me largo.

No tengo intención de hacerlo, jamás podría vivir sin ellos dos, pero tengo que hacerles reaccionar, y a juzgar por la cara de susto de ambos voy por buen camino.James está furioso y Raff está a punto de estallar.

-¿¡Qué no nos tomamos nuestra relación en serio!? -exclaman los dos.

-No.

-¿Pero de qué diablos hablas? -Este es James.

-Pues claro que nos la tomamos en serio. Estamos casados.

Nada, siguen sin reconocer lo que de verdad pasa.

-Sé que estamos casados -les digo-, y sé que os lo tomáis en serio, pero, cariños, tenemos que hablar del viaje a Japón.

Vuelven a tensarse.

-¿Por qué? ¿Qué pasa con el viaje? Es solo un viaje -asegura James,

-No es solo un viaje. -Me acerco a él y le cojo la mano-. Allí murieron tus padres, ese país forma parte de ti de un modo muy especial. -Levanto una mano y le acaricio por encima de la camisa una de las cicatrices de sable. Sé de memoria donde están.

-Puedo ir solo -contesta él sin que yo se lo pregunte.

-Lo sé, pero no tienes porqué. Ahora nos tienes a nosotros.

James me mira por fin a los ojos, le brillan, se oscurecen. Tiemblan. Por fin lo ha entendido, se le acelera el corazón bajo la palma de mi mano.

-Marina -susurra mi nombre antes de besarme. Me sujeta por la cintura y tira de mí hasta pegarme a su cuerpo. Separa los labios con fuerza, mueve la lengua hasta no dejar ni un solo rincón de mi boca sin recorrer. Le oigo gemir y se me eriza la piel.

-Si quieres que te acompañemos -le susurro apartando los labios, sin salir de entre sus brazos-, tienes que pedírnoslo, James. Tienes que darnos la oportunidad de estar a tu lado, de entrar en esa parte de tu vida y mostrárnosla del todo.

-Tengo miedo -confiesa de repente-. Esa vida, mi vida allí, en Japón, es mi pasado. Lo he dejado atrás.

Aflojo la mano que tengo en su torso y le acaricio el pelo.

-Sigue formando parte de ti. No puedes ignorarlo, nadie puede.

-Volveré en cuanto pueda, será un viaje muy corto. Rafferty cuidará de ti mientras yo no esté -lo dice decidido pero con los ojos cerrados y la mejilla apoyada en la palma de mi mano.

Mi corazón se encoge al verle. James es el más valiente de nosotros, el más sincero y honesto con sus sentimientos. Saber que oculta algo, que intenta protegernos de algo, me preocupa y me asusta. Y hace que le ame aún más por ello. No hay nada que él no haría por nosotros.

-¿¡Y puede saberse quién diablos cuidará de ti, Jamie!?

El estallido de Rafferty nos coge tanto a James como a mí por sorpresa. Raff tira de James por los hombros y le da media vuelta para besarlo furioso. El beso es tan intenso, tan necesario y tan apasionado que Rafferty empuja a James hasta la pared del salón. Los dos necesitan un punto de apoyo, y yo también, tengo que alargar una mano y apoyarla en el respaldo del sofá para no caerme.

-¿Quién cuidará de ti en Japón, Jamie? -repite Raff cuando interrumpe el beso y apoya la frente en la del otro hombre.

-Nadie.

A James le tiemblan las manos, aprieta los dedos en la cintura de Rafferty.

-Solo vosotros podéis cuidar de mí -añade James-, nadie más.

-Entonces, maldito idiota -farfulla Raff-, ¿por qué diablos no nos pides que te acompañemos? Yo no quiero dejarte ir, aunque he intentado disimularlo. Marina no quiere dejarte ir. ¿Por qué no nos lo has dicho, Jamie? Se supone que tú eres el valiente.

-Ven aquí, Marina, por favor. Te necesito. -James me mira y afloja una de las manos para tendérmela-. Por favor.

Reacciono, gracias a Dios, y camino hacia ellos. James me tira de los dedos y me besa con una desesperación que segundos antes había logrado contener. Cuando me suelta, Rafferty no me permite recuperar el aliento y también me besa. Es apasionado, sincero, dulce y sensual al mismo tiempo.

-Gracias -me susurra Rafferty al soltarme con cuidado.

-De nada.

Abrazados allí los tres, James respira hondo antes de hablar.

-Aquí somos felices, increíblemente felices. Os amo y no quiero hacer nada que pueda poner en peligro nuestro amor. Nuestra familia -afirma con reverencia-. No podría soportarlo.

-Yo tampoco, James.

-Ni yo, Jamie.

-No sé qué sucederá en Japón, tengo un mal presentimiento.

-¿¡Y no nos lo has dicho!? Maldita sea, Jamie.

-¡Tú habrías hecho lo mismo, Ra! No lo niegues. Te conozco. Tú jamás permitirías que Marina y yo corriésemos ningún riesgo. Y tú Marina, tampoco.

-No sé qué habría hecho yo, James, pero sé que no podemos mantener secretos entre nosotros. Y sé que nos necesitamos y que no podemos estar separados, fingir lo contrario es una estupidez y nos hace daño. No voy a permitir que vayas solo a Japón, no iba a permitírtelo antes y no voy a permitirlo ahora que sé que estás preocupado. Y Raff tampoco va a permitírtelo. tú no deberías pedírnoslo. Te amamos.

-Y yo a vosotros.

La mirada de James es tan ardiente, tan llena de amor y de esos miedos que aún desconozco que me quema la piel. Y a Raff debe sucederle lo mismo porque ha separado los labios para respirar mejor y el torso le sube y le baja pesadamente.

-Demuéstranoslo -reto a James con una mirada igual de ardiente-. No podemos seguir así. Haznos el amor y después tal vez seremos capaz de hablar de esto como personas civilizadas. Ahora mismo solo puedo pensar en lo mucho que os necesito. ¿Tú nos necesitas, James?

-Muchísimo -confiesa tras humedecerse los labios-. Necesito estar dentro de ti, dentro de Ra. Dios, necesito perderme dentro de vosotros y no salir jamás. No puedo soportar la idea de estar lejos de vosotros… Necesito vuestra piel, vuestro deseo… -Rafferty ha empezado a desabrocharle la camisa, por eso le cuesta hablar a James-… Necesito vuestro amor.

-Lo tienes.

Mientras Rafferty desnuda a James yo le aflojo los botones a él. Cuando los dos se quedan sin camisa se giran hacia a mí y me quitan el vestido y los zapatos en un baile perfectamente sincronizado.

-Te deseo, Jamie -farfulla Raff con la voz ronca-, tienes que hacerme olvidar la angustia de estos días. No podía soportar la idea de que fueras capaz de irte y dejarnos sin más.

-Jamás os dejaré -asegura James furioso antes de besarlo y de abrazarme a mí al mismo tiempo-. Jamas -repite antes de intercambiar nuestras posturas y besarme a mí para abrazar a Rafferty.

-Os necesito, Rafferty, James -susurro-. Os amo, os he echado de menos.

-Oh, Marina, princesa. Lo siento. -Me llena el cuello de besos-. Lo siento. Te amo.

-Lo sé. -Le acaricio el pelo-. No vuelvas a asustarnos, ¿de acuerdo? -Le veo asentir-. Y basta de hablar de viajar a Japón sin nosotros. Ya no estás solo.

-No, ya no lo estoy -repite James emocionado.

-Ahora tienes a dos personas que te aman y te necesitan, Jamie -le dice Rafferty besándole la nuca-, y que no van a dejarte nunca.

-Dios -gime James cerrando los ojos-. No puedo esperar. Os necesito. Os necesito, Marina, Ra.

Lo repite mientras nos besa, mientras le besamos a él, mientras los tres hacemos el amor.

-Nunca os dejaré marchar, eres parte de mí, Jamie -Rafferty besa la nuca de James antes de alargar las manos por la cintura de él y llegar hasta mí-, Marina, mi amor -pronuncia con pasión y me besa, capturando a James entre los dos.

-Os amo, os amo, James, Rafferty.

Sé que es lo único que importa, lo único que no puedo parar de decir mientras nuestros cuerpos nos recuerdan que un amor como el nuestro no está hecho para separaciones absurdas. No sé qué secreto se esconde en Japón, pero sea lo que sea, lo averiguaremos juntos. Siempre. »

El amor de Marina, Raff y James sigue creciendo, complicándose. Japón no es solo un país, no es solo parte del pasado de James, es mucho más, claro que eso es una historia para más adelante…

Recuerda, no existe nada más erótico que el amor y pienso seguir escribiendo sobre ello. Mientras, puedes leer Nunca es suficiente , la novela de Marina, Rafferty y James. Espérame, no tardaré ♥

© Miranda Cailey Andrews

Una mirada puede hacerte temblar

Una mirada puede hacerte temblar

3 thoughts on “2.Una mirada puede hacerte temblar

  1. Brenda says:

    Es grandioso en serio ! En realidad nos logras transmitir el concepto de ” no hay nada más erótico que el amor” y me encanta!
    Estoy ansiosa por leer cualquier libro con nuevos personajes y al mismo tiempo sobre los que ya extraño Amelia y Daniel y James, Rafferty y Marina.
    Abrazos.

  2. sou-elene says:

    Que paso con la promesa de seguir escribiendo sobre ellos?.. yo los extrañoooooo y creo que muchas más.. vamos, no abandones porfis!!!…

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