Daniel y Amelia, James, Marina, Noventa Días, Nunca es suficiente, Raff

2015, te estaba esperando.

Es la última noche del año, el 2014 ha sido un año intenso, arriesgado y cargado de significado. La historia de Daniel Bond y Amelia Clark, que empezó con “Noventa Días”, sigue viva en mi cabeza y en mis notas y hace unos meses pude presentarte su última entrega (de momento), “Un día más”. También has podido conocer a Marina, Rafferty y James, su historia de amor es tan fuerte e intensa que son necesarias tres personas para vivirla. De eso trata “Nunca es suficiente”, del placer que solo puedes sentir cuando amas sin limites y sin reservas.

Sí, el 2014 ha estado lleno de retos, pero estoy impaciente por vivir el 2015. Va a ser muy emocionante, ya verás…y mis novelas formarán parte de él (y de ti).

Mi escena para despedir el 2014: la cena con Marina, Raff y James en casa de Daniel y Amelia 

«James conduce en silencio, los tres hemos hecho el amor y seguimos alterados por la intensidad de nuestras emociones. Nos sucede siempre y ha sido así desde el principio. Antes de reconciliarnos, cuando estuve sola con James, fue maravilloso. Y también lo fue cuando estuve sola con Rafferty, pero juntos…

-¿Te preocupa algo, Marina?

-No, nada.

Voy sentada en la parte trasera del Jaguar de James, Rafferty ocupa el asiento del acompañante, nunca dejamos que uno conduzca solo. Me acerco a la división causada por el cambio de marchas y coloco la mano derecha en el hombro de James y la izquierda en el de Rafferty. James gira el rostro un instante para depositar un beso en mis nudillos y Rafferty, que goza de más capacidad de movimiento porque no conduce, se gira un poco hacia mí y clava su mirada en la mía.

-¿Estás segura? -insiste.

-Estoy segura -le sonrío-. Estaba pensando en nosotros.

Rafferty me devuelve la sonrisa y después coloca una mano en el muslo de James, formando así un peculiar círculo que nos completa.

-A mí también me cuesta asimilarlo, princesa, pero he dejado de preguntarme cómo es posible que nos suceda esto -dice James, su voz es firme, suelo serlo, y es igual que una caricia-. Sé que no os gusta oírlo, y Dios sabe que yo tampoco soporto escuchar historias sobre vuestras antiguas parejas de cama, pero de los tres yo soy el que tiene un pasado más… extenso y variado, por así decirlo.

-Por así decirlo -repite Rafferty sarcástico, aunque veo que aprieta los dedos que tiene en el muslo de James mientras mantiene sus ojos fijos en los míos.

James gira el rostro un segundo y mira intensamente al hombre que tiene al lado.

-Ra…

-¿Qué?

-La mano -traga saliva- no la apartes. -Vuelve a tragar saliva antes de continuar-. Borraría mi pasado, lo haría sí pudiera porque me parece absurdo. Me molesta haber perdido el tiempo con esos hombres y mujeres. Odio que me tocasen en vez de ti y de ti. Me gustaría que tú, Marina, fueses la única mujer con la que he estado y que tú, Ra, fueses el único hombre. Me gustaría porque eso es lo que siento dentro de mí siempre que estamos juntos. Cada vez. Todas las veces.

Me resbala una lágrima por la mejilla y balbuceo:

-Oh, James…

-¡Maldita sea! -farfulla Rafferty-. Para el coche ahora mismo.

Antes de que James pueda reaccionar, Rafferty me sujeta el rostro entre ambas manos y tira de mí hacia él para besarme. Su lengua me separa los labios desesperada, sus dedos se enredan en mi melena sin importarle lo más mínimo despeinarme. Su aliento me quema la piel, gimo y le oigo gemir y no nos separamos hasta que la voz de James susurra algo que no logro entender y el motor del vehículo se detiene.

-Joder, Jamie, no puedes decirnos estas cosas mientras conduces. -Rafferty me ha soltado y ahora sujeta a James por las solapas de la americana. James ha elegido un atuendo más formal, camisa blanca y americana negra, mientras que Rafferty lleva un jersey de cachemira de pico color negro-. ¡Y tú no “no estás en la cama” conmigo, tú haces el amor conmigo y con Marina! ¿Entendido?

James se humedece el labio antes de responder.

-Entendido.

Rafferty tira entonces de él igual que ha hecho antes conmigo pero incluso con más fuerza y besa a James apasionadamente. James le devuelve el beso y tras acariciarle la espalda a Rafferty desliza las manos hacia abajo hasta hacerlas desaparecer dentro del jersey de Rafferty. Raff tiembla de los pies a la cabeza, es increíblemente sensual ver como un hombre del tamaño y la fuerza de Rafferty se estremece y gime de placer al sentir las caricias de James. Y cuando James domina su deseo, su implacable pasión, para ser tierno y romántico con Rafferty porque sabe que en el fondo es lo que los dos necesitan, sé que soy la mujer más afortunada del mundo por tenerlos conmigo.

-Vamos a llegar tarde a la cena… -Rafferty se aparta de James un segundo y me mira al mismo tiempo que alarga una mano para colocarla en mi nuca.

-No…

-No es una pregunta, Marina -me interrumpe James-. Vamos a llegar tarde a la cena. Te necesitamos, amor mío.

Rafferty tira de mí despacio y me besa en los labios al mismo tiempo que James me coge por la cintura y me levanta. No sé cómo lo logran, sus besos, sus caricias, sus palabras no me dejan pensar y mi cuerpo se rinde al deseo. Estoy sentada en el regazo de Rafferty, él me levanta la falda mientras James, a mi espalda, desliza la cremallera del top de seda y me besa los hombros tras apartarme el pelo.

-James, Raff…

-Te amo, Marina -dice Rafferty un segundo antes de entrar dentro de mí-. Te amo, Jamie.

-Yo también te amo, Raff… -susurro y echo la cabeza hacia atrás en busca de los labios de James. Él me besa, me acaricia el rostro con una mano y con la otra acaricia mis pechos. Noto el tacto del jersey de James, el tejido me eriza la piel y cuando la mano de James se aparta sé que está buscando la manera de acariciar a Rafferty-… Raff, James te necesita.

-Lo sé, no te preocupes -afirma Raff, mueve las caderas lentamente como si tuviéramos todo el tiempo del mundo y no nos hubiéramos detenido de camino a una cena. Antes me habría muerto de vergüenza solo con pensar en hacer algo así, ahora lo único que me importa es el amor que siento por esos dos hombres. Y sé que James se ha detenido en un lugar seguro, él nunca habría permitido que empezáramos a besarnos si no estuviéramos a salvo.

-No, princesa, esto es para ti. -James vuelve a besarme, a mi espalda noto la presión de los botones de su camisa, la erección que retiene en los pantalones.

-No digas estupideces, Jamie, es para los tres. Siempre es para los tres. -Le riñe Raff, a pesar de que él fue a quien más le costó aceptarnos ahora se pone furioso siempre que James insinúa que él fue el último en llegar.

Las manos de Rafferty me rodean la cintura, llegan a mi espalda y al sentir el frío del metal deduzco que le ha desabrochado el cinturón a James. James me muerde el labio y me lo confirma.

-Lo siento, princesa -gime antes de lamerme la herida-. Dios, Ra…no pares. Por favor.

-No pararé, tú vuelve a besar a Marina y dinos a los dos que nos amas.

James se aparta un segundo, aprieta la mandíbula y con las manos levanta el rostro de Rafferty hasta que los dos se quedan mirando.

-Te amo, Ra.

Lo besa despacio, Rafferty levanta las caderas y yo tengo que cerrar los ojos para evitar precipitarme hacia el orgasmo. Entonces, noto las manos de James encima de mí y vuelvo a abrirlos.

-Te amo, Marina.

-Y yo a ti, James.

Vuelve a besarme, no se detiene hasta que siente que Rafferty me lleva al orgasmo y los dos nos perdemos en él, entonces se aprieta contra mi espalda y cede también al suyo dentro de las manos de Raff gritando nuestros nombres. Nos besamos una y otra vez e intentamos poner en orden nuestra ropa. Está más arrugada, pero no nos importa.

James reanuda la marcha, yo vuelvo a estar en el asiento trasero pero Rafferty tiene de nuevo la mano en el muslo de James y está sentado ladeado hacia mí, preguntándome una y otra vez si estoy bien y asegurándome que estoy preciosa y nada despeinada.

Llegamos a la casa de campo de Daniel y Amelia, he estado allí otras veces, no demasiadas. A Amelia le gusta porque dice que aquí es donde empezó a conocer a Daniel de verdad y lo cierto es que allí Daniel parece distinto, más humano. Nunca me he cuestionado el amor que siente mi mejor amiga por ese hombre, aunque la verdad es que los míos me parecen mucho más atractivos e interesantes.

Llamamos a la puerta, James me rodea por la cintura y Rafferty espera delante. Al fin y al cabo, es el mejor amigo de Daniel, y me hace muy feliz que por fin hayan dejado atrás los malentendidos del pasado y estén el uno al lado del otro. Es Daniel quien abre la puerta y no tarda ni un segundo en dar un abrazo a Rafferty. Noto que James se tensa y no puedo evitar sonreír. James insiste en negarlo pero tiene celos de Daniel, y odia que otro hombre toque a Rafferty. No le culpo, a mí me sucede lo mismo con ellos dos. Y sé que a Rafferty le encanta que nos mostremos posesivos con él. Tal vez es porque nunca antes nadie le había reclamado para sí, nunca antes había sentido que formase parte de algo, o de alguien.

-Tranquilo, James, solo son amigos -susurro.

-¿Quieres que abrace a Amelia delante de ti durante más de veinte segundos? -me reta-. ¿Crees que te gustaría?

Los celos me corroen. Sé que entre Amelia y James nunca sucedió nada, pero aún recuerdo lo que sentí ese día que los encontré juntos en un café dándose la mano. No es una sensación que quiera volver a sentir.

-Ni se te ocurra. Si abrazas a Amelia, Daniel te arrancará la cabeza.

-¿Daniel, eh? ¿Tú no harías nada y Ra tampoco?

-¡Oh, está bien! -me rindo-. Tienes razón. Dale un beso a Ra y ajusta cuentas con él mientras yo saludo a Daniel y a Amelia, pero no tardéis mucho.

James se aparta y veo que camina igual que una pantera en busca de su presa hacia Rafferty. Les dejo a solas en la entrada y tras besar a Daniel en la mejilla le sigo hasta el interior de la casa donde nos está esperando Amelia.

-Hola, Marina, ¿dónde están tus maridos? -Me abraza y la felicidad de mi mejor amiga es tal que incluso puedo tocarla.

-Fuera, James le está recordando a Rafferty algo importante.

-Daniel ya ha vuelto a hacer de las suyas -adivina.

-Yo no he hecho nada -se defiende él, aunque por su sonrisa deduzco que está al tanto del efecto que tienen sus abrazos-. ¿Te apetece beber algo, Marina?

-Claro, lo que vosotros estéis tomando está bien.

Veo que hay varias copas preparadas encima de una bandeja de plata. Daniel se acerca y sirve cinco copas de champán a la perfección. Cuando está llenando la última, Rafferty y James entran en el salón. Los dos tienen los labios húmedos y los ojos oscuros, pero me abstengo de decir nada y me limito a sonreír. Se acercan a nuestros anfitriones y los saludan y James enseguida empieza a hablar con Daniel. A pesar de sus celos mutuos siempre han conectado a la perfección, como si fuesen viejos amigos de la infancia. Rafferty se queda hablando conmigo y con Amelia, le conocí gracias a ella y la relación que existe entre los dos me recuerda a la que yo tengo con mis hermanos.

La cena es fantástica, una noche que sin duda formará parte de nuestros recuerdos para siempre. Daniel y Amelia se besan y nos hacen sentir que nuestro amor es como el suyo, ellos no ocultan la intensidad de sus emociones y nosotros tampoco las nuestras. Rafferty besa a James cuando se levanta de la mesa para ir a la cocina a ayudar a Daniel y cuando vuelve cargado con una bandeja se detiene a besarme a mí. Es perfecto.

Nos despedimos horas más tarde, Daniel no abraza ni a James ni a Rafferty pero a mí se atreve a darme un beso en la mejilla. Amelia sí que me da un abrazo muy largo y cuando me suelta se gira hacia Daniel y le dice muy seria:

-Ahora, señor Bond, voy a dar un beso a James y otro a Rafferty y tú no vas a mirarlos como si quisieras matarlos, ¿de acuerdo?

-No -contesta Daniel.

Rafferty y James están de pie el uno junto al otro y sonríen al ver que el otro hombre lo está pasando francamente mal.

-Sí, Daniel. Solo será una beso para cada uno. Son mis amigos y sabes que son los mejores amigos que tú tendrás nunca, así que voy a besarlos. Prometo compensarte -añade con una sonrisa al dar un paso hacia mis dos hombres.

-¿Cómo? -la detiene Daniel-. ¿Cómo vas a compensarme?

Amelia se gira muy despacio hacia él y le recorre con la mirada, se detiene en sus labios y en su torso unos segundos más que en el resto del cuerpo.

-Ya lo verás, sólo tienes que esperar. ¿Puedes esperar, no?

A Daniel se le oscurecen los ojos.

-Puedo esperar -susurra con la voz ronca.

Amelia da un beso a Rafferty en la mejilla y otro a James, los tres nos vamos de allí casi de inmediato. La tensión sexual y el amor que ha vibrado en el aire esos últimos minutos ha sido tan intenso que necesitamos irnos y estar a solas. Y sabemos que Daniel y Amelia también lo necesitan.

-Dios santo, ¿nosotros somos así de intensos? -pregunta Rafferty.

-Creo que más, al menos para mí lo somos más -asegura James-, aunque compadezco a cualquiera que quiera entrometerse entre Daniel y Amelia.

-Y a cualquiera que quiera entrometerse entre nosotros -termino yo.

-Tienes toda la razón, Marina.

-Lo mismo digo.

Llegamos a casa, me quedo dormida en el trayecto de vuelta y me despierto cuando Rafferty me lleva en brazos a nuestro dormitorio. Me desnudan, les acaricio, me besan, les beso. Hacemos el amor.

Siempre hacemos el amor.»

Te estaba esperando

Te estaba esperando

Happy 2015

Miranda Cailey Andrews.

Por cierto, si quieres leer “la compensación” de Amelia a Daniel, tendrás que pasarte por aquí…

 

 

Standard

3 thoughts on “2015, te estaba esperando.

Leave a Reply

Fill in your details below or click an icon to log in:

WordPress.com Logo

You are commenting using your WordPress.com account. Log Out /  Change )

Facebook photo

You are commenting using your Facebook account. Log Out /  Change )

Connecting to %s