Nunca es suficiente

Una mirada puede detener el mundo a tu alrededor

Van pasando los días, las respuestas, comentarios, críticas de Nunca es suficiente empiezan a llegar y con ellos la emoción de oír y leer lo que opinas de mi última novela, del complicado, intenso y verdadero amor que viven Raff, Marina y James. Yo estoy trabajando en las próximas historias que voy a contarte, son unas cuantas, así que espero que quieras leerlas. Te enamorarán, te despertarán sentimientos y emociones que… ya verás.

Tengo muchas ganas de empezar, de compartir todo esto contigo, así que mientras los dos tenemos que esperar te dejo aquí otra escena inédita, otro regalo, de Nunca es suficiente. El título de este momento es Una mirada puede detener el mundo a tu alrededor. Yo así lo creo y Marina también, ¿y tú?  Por cierto, te aconsejo que antes de leer esta entrada leas la anterior, si no lo has hecho, porque se situaría a continuación.

«Me despierto al notar que el torso que me acariciaba la espalda cambia ligeramente de postura. Raff se ha despertado. Después de hacer el amor, James me ha llevado en brazos hasta nuestro dormitorio y me ha tumbado en la cama, me ha dado un beso y me ha acariciado el pelo al apartarse. Después, Raff ha hecho lo mismo, me ha besado y me ha susurrado un te quiero al alejarse. No se han acostado a mi lado hasta unos minutos más tarde, no lo hacen hasta asegurarse de que nuestra casa está perfectamente cerrada y los tres estamos a salvo. Nunca ha sucedido nada, pero Rafferty todavía está inquieto, preocupado por las amenazas de su padre y James está dispuesto a todo con tal de tranquilizarlo y de protegernos.

Espero unos segundos, separo los párpados despacio y veo a James dormido frente a mí. Despierto me recuerda siempre a un guerrero, con su pelo negro y su mandíbula fuerte, sus pómulos rotundos. Dormido pienso en el hombre tan apasionado y romántico que es de verdad, en lo afortunada que soy de tenerlo. De tenerlos a los dos. Solos no podríamos existir. Oigo exhalar a Rafferty, es un sonido sordo, ronco, como si hubiera intentado contenerlo. Me giro, alargo un brazo para colocar la mano en su cintura y evitar que se aparte. Presiento que va a intentarlo.

-Siento haberte despertado.

Me lo dice acariciándome el rostro, con la mirada triste y llena de ese amor que ninguno de los tres podemos contener.

-No te preocupes. -Tengo la voz ronca a pesar de que apenas he susurrado. Le acaricio la cintura, estamos desnudos, y él se acerca a mí y me besa.

Es lento, tierno, suspira en mis labios.

-Te quiero, Marina. -Se aparta y vuelve a tumbarse. cierra los ojos y se pasa frustrado las manos por el pelo.

-Yo también te quiero, Raff. Tienes que contarme qué sucede. -Descanso una mano en su torso y le noto el corazón acelerado.

-Hace unos días me llamó mi padre.

No le digo que ya lo sabía y mientras espero que encuentre las palabras le acaricio el pectoral, su corazón cambia, se apacigua.

-No nos sucederá nada, Rafferty.

-No, no es eso. Sé que no nos sucederá nada, no voy a permitirlo -afirma mirándome rotundo a los ojos.

-¿Entonces?

-Mi padre me llamó para decirme que Jamie, James -desvía la mirada hacia él-, me está mintiendo, que su pasado es mucho más complicado y peligroso de lo que creemos.

-¿Qué le dijiste?

-Le mandé a la mierda. -Rafferty solo pierde sus perfectos modales británicos cuando alguien nos ataca a James o a mí-. Pero antes de colgar me dijo que el MI6 tiene un expediente sobre James.

La preocupación de Raff es real, tanto como su miedo, pero no puedo evitar sonreír al recordar que la mañana que conocí a James pensé que parecía un espía.

-Eso no tiene sentido, Raff -le digo acariciándole ahora el pelo.

-Lo sé, maldita sea. Lo sé. Pero le creí durante un segundo, Marina-. Se le nublan los ojos, la fuerza que siempre brilla en ellos se enturbia y comprende el motivo de su malestar. Está furioso consigo mismo porque ha dudado de James-. Le creí, Marina. Creí a ese hijo de puta que intentó separarnos. Dudé de James, Marina.

-No, no, no -me apresuro a asegurarle-. En el fondo de tu corazón no dudaste, si lo hubieras hecho, me habrías protegido, te habrías enfrentado a él con tus dudas.

-Le amo, Marina, tanto como a ti. No soportaría que nos hubiera utilizado, que nos hubiera mentido.

La sábana se mueve y la mano de James se apoya en mi cintura. Me besa la nuca, me aparta el pelo y respira encima de mi piel. Cierro los ojos perdida en la caricia, pero antes veo que los de Raff se oscurecen.

-Marina, gracias por escuchar a Raff -me susurra mientras me besa los hombros muy lentamente. El vello de su torso me hace cosquillas en la espalda y sus muslos fuertes me protegen-. Y tú, Ra, eres un idiota.

-¿Disculpa? -Oigo la sonrisa pero estoy demasiado distraída con los labios de James como para mirar a Raff, además, puedo imaginarme su rostro perfectamente.

-Sé que no dudaste de mí, te pusiste furioso con tu padre porque me atacó y porque intentó, otra vez, separarnos. No dudaste de mí, pero si alguna vez lo haces, si alguna vez quieres preguntarme algo, lo que sea, puedes hacerlo. Te amo, no tengo secretos para ti ni para Marina.

-Yo también te amo, Jamie.

Abro los ojos, ver a mis dos hombres de esa manera no puedo perdérmelo, y Raff se acerca a mí hasta que su pecho se funde con el mío y besa apasionadamente a James por encima de mi cabeza.

-Ven aquí -susurra entonces Raff-, hazme el amor, Jamie, mientras yo le doy las gracias a Marina como se merece.

-¿Las gracias? No es que esté en contra de la idea, pero ¿por qué?

-Porque eres maravillosa, porque no me has dejado seguir en silencio.

-Y porque te queremos -añade James girándome el rostro para darme por fin un beso en los labios.

Después se aparta, me acaricia lentamente la espalda y se mueve con la agilidad felina que le caracteriza hasta poder abrazar a Raff y besarlo del mismo modo.

Tal vez el MI6 tenga un expediente sobre James y es probable que aún tengamos que descubrir y aprender muchas cosas sobre nosotros, pero nuestro amor pasará todas las pruebas que se interpongan en nuestro camino. Es lo que siento cuando Raff se pierde en mi cuerpo y le oigo suspirar el nombre de James mientras él le recuerda que le pertenece. Los tres nos pertenecemos. Siempre.>>

No existe nada más erótico que el amor, recuérdalo… Y sigue leyéndome ♥

©Miranda Cailey Andrews

Una mirada puede detener el mundo a tu alredeor

Una mirada puede detener el mundo a tu alredeor

 

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Nunca es suficiente

Una mirada puede acariciarte la piel

Nunca es suficiente tienes pocos días de vida, apenas una semana, y siento la necesidad de contarte más sobre la historia de amor y de pasión que se esconde entre sus páginas y sobre la mujer y los dos hombres que la viven. Me he dado cuenta de que siempre me quedo corta y después de leer tus comentarios creo que tú opinas lo mismo (gracias), así que te adelanto que mis próximas novelas tendrán como mínimo el doble de páginas. El doble. Espero no asustarte y que quieras leerlas, mientras aquí tienes una escena inédita de Nunca es suficiente.

Si has leído la novela, te gustará, es sobre una noche muy especial para Marina, Raff y James. Si no la has leído, te seducirá y se quedará dentro de ti pidiéndote a gritos que compres el libro y lo devores entero. No contiene spoilers, si me conoces ya sabes que creo firmemente que no existe nada más erótico que el amor y los finales felices (a pesar de lo doloroso que sea el camino hasta llegar a ellos).

Lee y enamórate de Marina, Raff y James. He titulado esta escena, este capítulo de regalo, Una mirada puede acariciarte la piel.

«Rafferty está nervioso, lleva días intentado ocultarlo sin éxito. Debería decirle que no pierda el tiempo, que estoy tan dentro de él que nunca podrá mentirme, pero he aprendido que Raff, cuando algo le preocupa de verdad, necesita hacer las paces consigo mismo antes de enfrentarse a mí. A nosotros, en realidad. Le sucede lo mismo con James. Hubo un tiempo en el que tuve miedo de que no llegase a ser así, temía que nuestra relación no fuese de verdad la misma, que nuestro amor se repartiese de manera distinta y no equitativa. Qué equivocada estaba. Nuestro amor no es igual, es distinto entre los tres, los tres necesitamos ser amados y que nos amen de distintas maneras, como cualquier persona enamorada, pero la intensidad de los sentimientos, la intimidad que compartimos no conoce límites.

Tal vez sea porque entre nosotros nunca han existido.

-¿Qué diablos le pasa a Raff? -es James, entra en la cocina donde estoy tomándome un té. Ellos dos estaban abajo cuando he llegado a casa, les he oído hablar y he preferido no acercarme. He detectado en sus tonos de voz que esa conversación les pertenecía solo a ellos. Y que James estaba intentado hacer hablar a Rafferty.

Sonrío.

-La semana pasada le llamó su padre -le cuento-. No me lo ha dicho, cree que no lo sé. Le oí por casualidad, Raff estaba en el salón cuando le sonó el móvil, yo bajaba por la escalera. No sé qué le dijo, le colgó antes de que llegase a su lado y no me dijo nada.

-¿No se lo preguntaste? Ese hijo de puta seguro que le ha hecho daño, voy a…

-No vas a hacer nada.- Coloco una mano en su torso, se le ha acelerado el corazón y ha cerrado los puños-. Por supuesto que se lo pregunté, y me bastó con mirarle a los ojos para saber que nos lo contaría cuando llegase el momento. Tenemos que esperar, ¿de acuerdo?

Me pongo de puntillas y le doy un beso en los labios. James responde de inmediato, suspira cuando nuestras bocas se juntan y sus manos se cierran sobre mi cintura, pegándome a él.

-De acuerdo -farfulla sin soltarme-. Pero no me gusta. Necesito protegeros, asegurarme de que sóis felices. Estáis metidos en esto por mí.

Enarco una ceja y le clavo las uñas en la espalda.

-Esto es lo mejor que nos ha pasado en la vida y no estamos aquí por ti. Estamos aquí porque nos amamos. Y no eres tú el que tiene que hacernos felices, es cosa de los tres, ¿entendido?

Se le oscurecen los ojos, traga saliva dos veces y asiente sin apartar la mirada de mí.

-Dios, tengo que estar dentro de ti ahora mismo -asegura antes de devorarme los labios y empezar a desabrocharme los botones de la blusa.

Yo hago lo mismo, los besos de James siempre me aceleran el corazón y hacen que me olvide de todo lo que me rodea excepto la pasión y el deseo que él me despierta. Tiro de la camisa que lleva para sacársela del pantalón y acariciar la piel, las heridas dejadas años atrás por un sable y por su pasado en Japón del que todavía nos falta tanto por descubrir. Demasiado. Él aumenta la intensidad del beso al notar mi caricia y me levanta del suelo para ponerme encima del mármol donde suele haber un jarrón. Hoy no está, lo habríamos roto y a ninguno le habría importado. Le desabrocho el cinturón, no podemos contenernos más y la ropa es un obstáculo insoportable. Si pudiera quitarle la maldita camisa…

-Chis, tranquila, deja que lo haga yo -susurra Raff y tanto James como yo nos detenemos un segundo. Abro los ojos, veo que a James se le eriza la piel igual que a mí.

Raff está detrás de James, le besa el cuello, sube despacio hasta detenerse en la oreja y susurrarle allí su nombre.

-Jamie… -Solo él le llama así.

James cierra los ojos y vuelve a besarme. Hay más pasión que antes, más amor, ha dejado de controlarse.

Raff tira de la camisa de James y le muerde encima del hombro sujetándole las caderas, moviéndose a su espalda. James me baja la ropa interior, las manos se deslizan firmes por mis muslos mientras los labios descienden por mi cuello y me besa por encima del sujetador.

-Marina, Raff, os necesito. -No suena a súplica, suena a desesperación y a orden.

Suspiro, gimo, no puedo contenerme, cuando estoy así con ellos me convierto en una criatura que solo siente y que solo se calma cuando nos perdemos juntos. Separo las piernas, James se coloca entre ellos y alargo las manos para tocar a Raff. Se ha quitado la camisa, siento su piel bajo las yemas y sé que apenas me quedan unos minutos antes de pedirles, por favor, que me hagan sentir que formo parte de ellos.

-Raff -susurro su nombre echando la cabeza hacia atrás para que James me bese el cuello-, te necesitamos.

-Y yo a vosotros. Mucho. Muchísimo -confiesa casi para sí mismo, besando la espalda de James, recorriendo su torso, y acariciando el mío con los nudillos-. Siento haber estado distante.

James se aparta un poco de mí, no demasiado, lo justo para mirarme a los ojos y sonreírme. Sé lo que me está diciendo, me está dando las  gracias por mi consejo, por haberle dicho que teníamos que esperar.

-No importa -le dice a Raff antes de besarme-, ahora estás aquí.

-Sí, y siempre voy a estarlo. Nadie podrá entrometerse entre nosotros.

Oigo el ruido de algo metalizado golpeando el suelo y levanto las pestañas los justo para ver que ha sido el cinturón de Raff al caer. Está completamente desnudo. James también. Son lo más bello e impresionante que he visto nunca.

-Quiero estar dentro de ti, Marina, lo necesito -me pide James. Yo tengo la blusa desabrochada y sigo llevando el sujetador, aunque está empapado por sus besos. La falda está arremolinada en mi cintura y él hunde allí los dedos, sujetándome, ocultando su temblor-. Y a ti Raff también. Te necesito dentro de mí. Ahora. Siempre.

Le tiembla la voz, los tres nos damos cuenta. James, a pesar de ser tan fuerte, sigue sintiendo que sin él Raff no habría tenido que superar tantos miedos ni tantos obstáculos. Aunque no sería tan feliz. Nunca lo habría sido.

-Dios mío, Jamie, amor mío. Yo también te necesito. -Raff aprieta los ojos. siente el dolor que le ha causado a James en su piel. Lo sé porque le hace girar el rostro y le besa con tanta delicadeza que se me llenan los ojos de lágrimas-. Te amo, Jamie. No lo dudes nunca, yo no lo dudo. Por muchas llamadas de ese cretino.

-Yo también te amo, Ra -dice James tras el beso-. Y a ti, Marina, te amo.

Se gira y me besa con idéntica ternura mientras captura mis lágrimas con el pulgar.

-Os prometo que os lo contaré todo -asegura Raff conteniéndose, con la voz ronca de deseo-. Después. Ahora, necesito hacerle el amor al hombre y a la mujer que amo.

James me besa apasionadamente, se desliza con cuidado dentro de mí y se detiene. Aprieta los dedos. Los dos esperamos a que Raff cumpla su promesa y nos haga el amor.

Cuando lo hace, cuando estamos los tres unidos, el placer es tan grande y el amor es tan fuerte que nada puede separarnos.»

Una mirada puede acariciarte la piel... así es como Raff mira a Jamie y a Marina.

Una mirada puede acariciarte la piel…así mira Raff a su Jamie y a su Marina

@Miranda Cailey Andrews.

No existe nada más erótico que el amor, Marina, Raff y James así lo creen, igual que Amelia y Daniel Bond e igual que yo. Si tú también estás convencido de ello, sigue leyéndome ♥

 

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